“Tengo una familia, una gran familia; tengo una casa, varias casas; pero no un hogar…” quizás por eso comparto casa con una de mis hermanas y su “novio”. Mi madre murió cuando era yo muy pequeña, tanto que no me acuerdo de ella. Papá era un gran genio militar, me encantaría decir que murió en combate pero no, yo lo vi perecer en su cama de una extraña enfermedad.
Esta es mi gran familia: mi hermana mayor Erika estudia medicina en New York, trabaja y mantiene a su pequeño hijo David; Mariel está casada y vive desde hace 5 años una larga luna de miel a través de Europa; Angelique aunque es más pequeña que yo también estudia medicina pero en Los Ángeles; Anna Sakura es un año mayor que yo, es arquitecta vive conmigo (y su patético “novio”) en un amplio departamento cerca de la universidad, ella es quien cuida de mi, según, en realidad soy yo quien le cuida y la procura; este es mi último semestre en la universidad también estudio arquitectura y aunque he terminado ya mi carrera, como ella estoy haciendo mi especialidad en arquitectura de paisaje. Hace poco leí en una revista virtual una convocatoria en Japón, para un proyecto especial. Así me inscribí, de acuerdo nos inscribí para participar en él. El proyecto ganador seria realizado en un gran terreno disponible en Tokio, Japón; y los arquitectos responsables viajarían a Japón con todos los gastos pagados para supervisarlos.
Convencer a Anna no fue difícil, pues a ambas nos agrada la cultura oriental, somos otakus y no solo eso, creemos que los chicos Japoneses son sexys. Su novio, Omar, fue lo realmente dificil...
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